La camisa blanca

Llega el otoño y recupero mi preciada camisa blanca.

No tiene nada de especial, ni invertí mucho en ella, pero no hay mejor prenda en un fondo de armario.
Es lo más sencillo, lo más versátil, lo que más juego da en una estación cambiante como esta.

Pero... horror...

No contaba yo con que se había rasgado una costura.

¿Qué hacer? No hay manera de arreglarla.
¿La tiro? No, no, no, ni hablar, con lo bien que me sienta...

Veamos, una vez más habrá que hacer uso de la imaginación: esto, con una plantilla y una tela japonesa se arregla.

¿Qué os decía yo? Como nueva.

Os dejo estas fotos.

Como siempre, confío en que os inspiren.

Versos de la madre

Cierra los ojitos,
mi niño de nieve.
Si tú no los cierras,
el sueño no viene.

Pájaros dormidos

-el viento les mece-.

Con sueño, tu sueño

sobre ti se extiende...

Arriba, en las nubes,
las estrellas duermen;
y abajo, en el mar,
ya sueñan los peces.

... Mi niño travieso,

mi niño no duerme.

Angel de su guarda,

dime lo que tiene.

Que venga la luna
que a la estrella mece,
que este niño tuyo
lucero parece.

Homenaje a Gloria Fuertes

Atando cabos

Qué mejor fecha que un final de año para atar cabos.

Pasar página o, por contra, abrir un nuevo capítulo; ver lo que ha funcionado y lo que no, manteniendo o descartando.

 

Recapitular y hacerse el firme propósito de seguir avanzando, de seguir el hilo y crecer.

Sin prisas, con las pausas adecuadas, encadenando vivencias, enseñanzas, momentos, conformando el tejido de nuestro día a día.