viernes, 5 de abril de 2019

A vueltas con el frío



Era evidente que el frío había de volver.

No con la misma intensidad del pleno invierno, cuando al doblar la esquina el viento gélido te muerde el rostro.

Tampoco para protegernos de nuevo con capas y más capas, deseando deshojarnos al llegar a casa.

Pero sí lo suficiente como para volver a recuperar la lana. Sentir su abrazo cálido alrededor del cuerpo, su tacto mullido entre los dedos.

Os dejo, en esta entrada, un ejemplo de prenda para estos días en los que las estaciones se trastocan para nuestro desconcierto.






No os dejéis engañar; es lana con apariencia de pelo.















 Espero que os guste.