Qué sencillo parece echar una carta al buzón.
Tienes alguien a quien escribir, coges lápiz y papel, un sobre, un sello. Bajas a la calle a buscar un buzón o vas a Correos.
Igual de sencillo es pasear por la orilla del mar, quedar con los amigos, que los niños vayan al parque. Andar, correr, salir a que te dé el sol.
Todo esto lo volveremos a hacer, al igual que en estos días de confinamiento vemos lo que antes sólo mirábamos; retomar pequeñas costumbres, ser conscientes de su existencia, algo que la vorágine del día a día no nos permite apreciar.
Ha tenido que pasar todo este tiempo para volver a apreciar la belleza de la escena que tanto me gustó: algo tan sencillo como el gesto de tres niños frente al mar que, entre juegos, paran un momento para echar una carta en un buzón.
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